Published in Mexico - Social interactions and entertainment - 03 Sep 2021 14:48 - 5
Ante los momentos complicados que se están presentado en las familias por la nueva ola de contagios del virus Sars-Cov-2 que produce la enfermad de la covid-19 y por las dificultades económicas, sociales y emocionales, es momento de que se mantenga la esperanza, pese a lo complicado del camino recorrido.
Hoy, toda la población está viviendo en medio del sufrimiento y el dolor por la partida de seres queridos, por las complicaciones que está dejando la enfermedad, por la falta de alternativas para tener una mejor calidad de vida, por los problemas económicos, por el aumento de la inseguridad, por la falta de certidumbre. Es complicado decirles a las personas que mantengan la esperanza ante tanto y tanto dolor y sufrimiento; sin embargo, cuando se comienza a poner más oscuro el andar, una luz en el camino aparece para ofrecer nuevas esperanzas.
Hoy, para muchos no hay esperanza, pero todo depende del espacio en el que se busca, en el que se construye. Médicos cansados; enfermeras trabajando dobles y triples turnos; socorristas que cargan cientos de enfermos; abuelas y abuelos despidiéndose de nietos; padres y madres alejándose de sus hijos e hijas; hijos viendo partir a sus seres queridos, son parte de lo sufrimientos que se están viviendo a diario y que se van acumulando sin que parezca que va a llegar un fin. ¿Cuándo dolor falta por recorrer? ¿Cuánto sufrimiento se tiene que sentir? ¿Cuánta incertidumbre todavía está por llegar? ¿Cuántas desgracias se van a vivir?
El panorama luce complicado en el marco de la tercera ora de contagios, en este inicio del nuevo ciclo escolar 2021-2022. No son suficientes las palabras de aliento ante tanto dolor. Ante las adversidades y las pérdidas, queda el sufrimiento, el llanto y la oración conjunta. Si el dolor es intenso, la única manera de poder soportarlo es en unidad con el más necesitado, con el que más problemas enfrenta, con quien más sufre.
El camino que está por delante todavía es incierto, los momentos difíciles siguen como piedras y ahora no queda más que seguir aprendiendo. Hoy, más que nunca, es necesario aprovechar cada instante, cada momento, cada espacio. No sabemos si estamos ante un día más o ante un día menos; sin embargo, cada segundo vale la pena disfrutarlo al máximo como si fuese el último.
A pesar de todo, creo en un mundo mejor; estoy convencido en la posibilidad de que la adversidad nos convierta en mejores personas; confío en que estamos aprendiendo de las dificultades; y estoy seguro de que en medio de las adversidades se mantiene la esperanza y el resultado será un mundo mejor.
Hoy, toda la población está viviendo en medio del sufrimiento y el dolor por la partida de seres queridos, por las complicaciones que está dejando la enfermedad, por la falta de alternativas para tener una mejor calidad de vida, por los problemas económicos, por el aumento de la inseguridad, por la falta de certidumbre. Es complicado decirles a las personas que mantengan la esperanza ante tanto y tanto dolor y sufrimiento; sin embargo, cuando se comienza a poner más oscuro el andar, una luz en el camino aparece para ofrecer nuevas esperanzas.
Hoy, para muchos no hay esperanza, pero todo depende del espacio en el que se busca, en el que se construye. Médicos cansados; enfermeras trabajando dobles y triples turnos; socorristas que cargan cientos de enfermos; abuelas y abuelos despidiéndose de nietos; padres y madres alejándose de sus hijos e hijas; hijos viendo partir a sus seres queridos, son parte de lo sufrimientos que se están viviendo a diario y que se van acumulando sin que parezca que va a llegar un fin. ¿Cuándo dolor falta por recorrer? ¿Cuánto sufrimiento se tiene que sentir? ¿Cuánta incertidumbre todavía está por llegar? ¿Cuántas desgracias se van a vivir?
El panorama luce complicado en el marco de la tercera ora de contagios, en este inicio del nuevo ciclo escolar 2021-2022. No son suficientes las palabras de aliento ante tanto dolor. Ante las adversidades y las pérdidas, queda el sufrimiento, el llanto y la oración conjunta. Si el dolor es intenso, la única manera de poder soportarlo es en unidad con el más necesitado, con el que más problemas enfrenta, con quien más sufre.
El camino que está por delante todavía es incierto, los momentos difíciles siguen como piedras y ahora no queda más que seguir aprendiendo. Hoy, más que nunca, es necesario aprovechar cada instante, cada momento, cada espacio. No sabemos si estamos ante un día más o ante un día menos; sin embargo, cada segundo vale la pena disfrutarlo al máximo como si fuese el último.
A pesar de todo, creo en un mundo mejor; estoy convencido en la posibilidad de que la adversidad nos convierta en mejores personas; confío en que estamos aprendiendo de las dificultades; y estoy seguro de que en medio de las adversidades se mantiene la esperanza y el resultado será un mundo mejor.
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